No se vayan con la finta del título del libro que se llama PORNOTERRORISMO y lo escribió la pornoterrorista española Diana J. Torres. Digo que no se vayan con la finta porque hasta ahorita lo que he leído no tiene nada de porno ni nada de terrorista y esto no lo digo en detrimento sino al contrario como un punto de reflexión.
Hay algunos conceptos que me encantaría compartirles al respecto:
Diana J. Torres define un concepto que nos ayudaría mucho a entender porque se piensa que las mujeres o son santas o son putas. La performancera habla de las bio-mujeres como "un concepto de cuerpo de mujer nacida para repetir la norma secular de cuerpo binario con vagina (el clítoris todavía se ha quedado ilegal por no hablar del ano) en oposición al cuerpo del bio-hombre con polla (el ano está también fuera de la ley). La bio-mujer es educada a la sumisión no consensual y a la costumbre de no desear el poder, y a no tenerlo. Su destino: la reproducción. (Idea desarrollada ampliamente por Beatriz Preciado en su libro Testo Yonqui, Espasa, Madrid, 2007)".
O sea que mujer que no es sumisa, que desea el poder y que se niega al sexo con fines reproductivos es una mujer que se sale de la norma, que se sale de lo que es legal, que se sale de lo que entendemos por práctica sexual heteronormativa. Por eso esas mujeres son unas putas y por eso los hombres (y algunas mujeres) piensan que pueden disponer de ellas como un bien material, como un objeto, porque ellos en este binomio están acostumbrados a ejercer el poder a través de la cultura fálica y una mujer fuera de la "norma" es claramente una mujer que hay que someter a través del poder, o sea, creen que la misma falta de consenso que hay en la sumisión puede traspolarse al cuerpo y por lo tanto disponer de él. Por eso no me sorprenden los comentarios totalmente fuera de lugar de algunos detractores de La Marcha de las Putas porque piensan que las mujeres que nos rehusamos a seguir este patrón estamos promoviendo un desfile para que ellos se deleiten. ¿Por qué querríamos hacer esto?
Además, esto no es una marcha de trabajadoras sexuales. Esta es una marcha para la reivindicación de que las mujeres pueden vestir como quieran y para que el resto de la gente entienda que NO ES NO! Eso es poder, eso es querer poder y eso es tener poder... y por eso molesta, no se supone que las mujeres nos empoderemos... pero ya es tiempo.
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