Mis XV twice

Ana me dijo: "Por favor, postea algo" y yo le contesté: "No se me ocurre ningún tema relacionado con la maternidad lésbica" y ella dijo: "Pues entonces cuenta cómo te la pasaste el sábado". Y después de mucho refunfuñar, pensé que tal vez sería buena idea compartirles un poco sobre mi vida.
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Empieza la aventura de la vida

Cuando yo iba a cumplir XV años, mis tíos empezaron a ejercer presión sobre mis indolentes padres por el tema aquel del baile y el vestido y los chambelanes. Mi madre, no sé, tal vez hubiera querido hacerme la fiesta, pero el que contundentemente dijo que no fue mi padre, seguido de un: "¿verdad que no quieres fiesta, Criseida?" y un apenas audible "no" de mi parte. Pero la cosa no fue tan sencilla. Desde que había cumplido 12, mi padre se había encargado de lavarme el cerebro para que yo declinara de la fiesta a cambio de otro tipo de regalos, y su táctica surtió efecto 3 años después. Yo a los 12 pensaba que sí iba a tener fiesta y que iba a bailar con mi abuelo Juan, y que iba a bailar por primera vez con mi padre, y que todos mis primos iban a turnarse para bailar un pedacito de canción conmigo, y sobre todo, yo estaba muy emocionada porque a las 12 de la noche iba a llegar el mariachi a cantarme "hoy le compré a mi niña la última muñeca". Ahora bien, yo pensaba que iba a tener fiesta y pensaba que iba a tener que hacer una dieta criminal para que me quedara el vestido, y pensaba que iba a tener que invitar a todos mis parientes de San Carlos y de Garza Ayala, y que iba a tener que bailar una canción en inglés, tranquilita, como vals, y que después iba a bailar algo más prendido, y que me iban a tomar una gran foto de estudio con capas y capas de maquillaje, y me iban a poner un gran copete, o me iban a hacer la base para darle cuerpo al cabello, y que iba a usar un vestido melón que era lo más alternativo en aquellos años, lo pensaba y lo pensaba en serio, pero tampoco era algo que me entusiasmara demasiado, sobre todo porque en aquel entonces tenía muy pocos amigos y no me gustaba ver a mis familiares que en mi opinión nada más estaban criticando(me) todo el tiempo. Y bueno, el caso es que yo dije "no" a la fiestota, y como a mi madre le entró la angustia de que todo mundo decía que solo se cumplían 15 una vez en la vida y era algo que yo nunca les iba a perdonar porque era la "edad de las ilusiones", un día me enseñó una Tv y Novelas con un reportaje que le hicieron a Susana Alexander donde festejaba su XV años doble o triple, no me acuerdo, es decir, cumplía 30 0 45 años, y entonces mi madre me dijo que si un día quería festejar como quinceañera que podía tomar la idea de esta actriz que cuando cumplió los XV no pudo hacer la big fiesta porque sus padres no tenían dinero o algo así porque "nunca era demasiado tarde", y entonces yo para calmarla le dije que sí, que si algún día sentía que me había faltado la fiesta de los XV haría lo mismo que Susana Alexander y parece que eso la tranquilizó demasiado. Pero bueno, el hecho que no me hubieran hecho fiesta no es algo que yo les reclame, ni nada por el estilo, al contrario.

Sin embargo, quizás originado por esta situación, siempre visualicé mi cumpleaños número 30 como un gran evento y como algo que merecía la pena ser celebrado con bombo y platillo. Muchos me decían que no celebrara el sábado pasado porque iba a haber puente, pero yo tenía la idea muy clara desde hacía 15 años que así fuera yo sola, ese cumpleaños lo iba a celebrar hasta sus últimas consecuencias bajo la consigna de que "30 años solo se cumplen una vez". Y dado que el próximo sábado sería 10 de mayo, y todos tenemos una santa madrecita que celebrar, opté por el fin del puente lloviera, nevara y tronara, je je, aunque por andar con mis ideas resultó que llovió un poco.

El prietito en el arroz

Ana me había dicho que el sábado por la mañana ella se encargaba de organizar las cuadrillas de desperrización del ambiente en la casa de sus padres, que iba a cocinar tinga de pollo y a tener todo preparado para las 5 de la tarde, horario que marqué como inicio de la fiesta. Sin embargo, Ana me llamó muy apurada a las 3:30 (yo todavía estaba en el trabajo) para decirme que me fuera ya para la casa, porque ella salía en ese momento a dormir a Cloty. Le dije que no se preocupara, que ya iba para allá. Resulta que El Perro no resistió la operación ni el tratamiento posterior y el veterinario, después de un estudio donde detectó que ya no le funcionaban los riñones, informó que Cloty estaba sufriendo y era mejor dormirla. Voy a contar mi versión de los hechos, dado que nunca fui a visitar al Perro a la veterinaria y dado que siempre pareció no importarme el hecho.

Clotilda María Chocolat era El Perro, con mayúsculas. Era un perro muy guapo, cocker spaniel inglés. Era Cáncer y era valenciana. Era (fue) el ÚNICO perro que me caía bien de todo el séquito de cocker spaniel que tenían los papás de Ana en el 2002, pero tenía su carácter ya que era hiperactiva, hiper melosa e hiper nerviosa. Cuando yo me fui a vivir con Ana al DF, Cloty se puso celosísima, pero como a mí me agarró una gripa severa y perpetua a 2 días de haber llegado, Cloty se echó a mis pies para "cuidarme". Yo siempre me estaba quejando de que si se hacía pipí, que si cuando la sacaba a pasear me jaloneaba la correa, que si era una histérica, que si soltaba mucho pelo, que si era muy babosa, siempre, siempre me estaba quejando del Perro y aunque dormía en el cuarto, no me gustaba que se subiera a la cama y dejara su perruno olor en las sábanas. Sin embargo, cuando yo lloraba (que tampoco soy de palo), el Perro sabía que yo estaba triste y se acercaba para consolarme, y yo como nadie me estaba viendo, la abrazaba y la acariciaba y hasta hablaba con ella. Y cuando yo no trabajaba y Ana sí, la encaminábamos juntas y la traía de regreso, y la llevaba a que la bañaran y le cortaran el pelo y le escogía unos moñitos muy maricones. Pero bueno, a mí no me gustaba El Perro.

Luego, cuando tuvimos que mudarnos a Monterrey y como veníamos en avión, nada más teníamos espacio para una maleta y la jaula de Cloty. Veníamos con Santiago y Diego bebísimos, con su carriola doble, una maleta enorme, dos bagpacks, la pañalera y el pet carrier de Cloty. Y fue un show caber en el taxi del marido de Myrna con tanta cosa. Y como era medio histérica, los papás de Ana no querían que estuviera con los otros cocker, así que tenía que estar en nuestro cuarto y cuando salía por alguna razón, como ella era muy boba, iba a saludar a los perros que no comprendían su actitud. En fin, Cloty se hacía notar, era muy latosa, siempre quería que le dieras comida y más de una ocasión les robó alguna galleta a Santiago y a Diego.

Y cuando por fin tuvimos que llevarla al veterinario hace un par de semanas, Ana me dijo que quería que volviera con nosotras al cuarto, y yo le dije que no, y entonces me dijo que era yo una insensible, y por eso cuando el sábado tomaron la decisión de ponerla a dormir, yo no pude darle el pésame a Ana porque después de tanto pensé que no me iba a creer que muy a mi violento modo yo quería al Perro y me dolió que tuvieran que pasar las cosas de ese modo y que nada más regresara a Monterrey a morirse y que como dijo la mamá de Ana: "se extraña a la latosa".

Y la fiesta comenzó

Pese a tan funestas condiciones, la fiesta comenzó. Hernando trajo el casino y nos desfalcó a todos los que entramos a jugar Texas Hold'em. Ana preparó la tinga y le quedó riquísima. Más tarde llegó Mariaurora con el pastel y Denisse y Karla llevaron más béberes y una segunda tanda de juegos de mesa. También llevaron un karaeoke para que yo me desahogara y entendiera de una vez por todas que no, no seré nunca cantante de rancheras, y que la mejor parte que interpreté de MUDANZAS de Lupita D'Alessio fue precisamente la hablada.

Me la pasé muy bien, Leos y Marina bailaron El Taconazo. El papá de Ana confundió a Lucy con Diego. Santiago, Diego y Manuelito jugaron todo lo que quisieron (pero se estresaron un poco cuando los mandamos al área de juegos). Olivia y yo platicamos un poco sobre el trabajo. Pedro, Nayeri y yo estuvimos hablando sobre mi futuro sobrino y sobre que el día de hoy nace Ana Victoria, la hija de otra prima que vive en Ciudad Victoria. Brenda llevó las bocinas para que yo pusiera mis canciones favoritas de youtube. En fin, me la pasé muy muy bien. Y aunque la idea era terminar la fiesta a las 5 de la tarde del domingo, la gente se fue a las 4 de la mañana.

Everyday is like sunday

Obviamente, Ana y yo estábamos noqueadas cuando Shampi y Diego se levantaron el domingo en la mañana, así que los bajamos de la cuna y los mandamos a jugar libremente. Ana les dio un paquete de RITZ y regresó a la cama. Cuando a las 10:30 pudimos abrir los dos ojos, aquello era una zona de desastre. Santiago y Diego habían sacado cuando juguete se les puso enfrente, bajaron una bolsa de papitas que después vaciaron, sacaron las cobijas de su lugar, apagaron la tele y nada más no se pusieron a chatear porque no tienen cuenta de messenger. Inmediatamente los trepamos a la carriola y los llevamos a desayunar con la abuela. Diego estaba instalado en un berrinche y pese a todas las opciones que le dimos para comer, seguía con mal humor hasta que captamos que estaba visiblemente molesto debido a la salida simultánea de 2 muelas. Después del desayuno le pusimos Nenedent y al parecer funcionó porque ambos tomaron la siesta y Ana y yo aprovechamos para tomarla también. Cuando despertamos, Diego estaba de buenas y ya era hora de comer. Pero como a nuestros hijos suele darles mal de pared, Ana sugirió que fuéramos al cine, pese a que el día, lluvioso como estaba, invitaba a tirar la hueva y ver la tele todo el día.

Total, fuimos al cine, vimos Me quiero robar a la novia, y mientras Ana y yo tratábamos de poner atención a la película, Santiago y Diego recorrían toda la sala. Cuando salimos nos compramos una paleta preparada con chamoy y chile que se le antojó a Santiago (famoso ya por su debilidad a lo picante). Pero en cuanto los trepamos a la camioneta, se durmieron profundamente hasta las 8:15 del día de hoy. O sea, ¡¡¡¡¡¡se nos hizo tarde para el kinder!!!!!

Y bueno...

Este fue el resumen del festejo y del fin de semana.