En el Distrito Federal desde hace un mes, se discute la despenalización del aborto. Esto, obviamente ha causado revuelo en la sociedad y todo mundo, incluida yo, se siente con el derecho a opinar. Mi postura emocional acerca del aborto es muy distinta: yo no abortaría en la gran mayoría de los casos; si va de por medio mi salud, pues no voy a negar que no soy ninguna mártir del perpetuo socorro. Pero, eso no significa que yo no esté completamente a favor de esta iniciativa de ley.
¿Por qué?Porque creo fervientemente que en el cuerpo de cada mujer, manda cada mujer. Porque no sabemos los motivos de cada una para tomar una decisión como ésta. Porque no se puede seguir permitiendo tanto índice de mortandad por algo que, por muy fuera de la ley que esté, de cualquier modo se sigue practicando.
Las conciencias mochas de este país y del mundo en sí, piensan que porque haya una regulación, una ley que proteja esta práctica, la gente va a pensar que es súper sencillo y moralmente correcto ir a que te practiquen el legrado. Como si fuera muy fácil pensar en un procedimiento médico costoso física y emocionalmente como método anticonceptivo.
Hace poco vi en un programa de televisión una historia que me dejó muy conmovida. El programa es House y trata, a grandes rasgos, de un médico muy inteligente que detecta las enfermedades más extrañas. Pues en este capítulo, una mujer de casi cincuenta años se había embarazado. Ella empezó a presentar síntomas de distintas enfermedades, pero cuando le hicieron los estudios, salía normal. Total, que se dieron cuenta que ella era un reflejo de lo que le estaba ocurriendo al feto. Y claro que para ese entonces, ya hasta deficiencia cardiaca y hepática tenía. No recuerdo bien el padecimiento exacto, el caso es que, si se hubiese tratado de una persona ya nacida, una operación podría haber sido la respuesta más clara. El doctor House sugirió practicar el aborto, pero su jefa se empeñó en salvar a la madre y al niño. En este punto del programa, pese a toda la emoción y el drama, me empezó a parecer moralizante, como si fuera una gran publicidad para decir No. Sin embargo, el giro fue diferente: a regañadientes, House intevino quirúrgicamente al feto. Y ahí el momento más cabrón del capítulo. Le abrieron la panza a la madre, le abrieron algo al bebé y unas minúsculas manitas aprisionaron el dedo del doctor. Todos los espectadores nos dimos cuenta de que le movió el tapete, pero sus colegas no. Incluso, cuando le dijero que qué onda, por qué no seguía operando, hizo un comentario poco sensible: "Ah, es que me he perdido las últimas secuelas de Alien". Fue el momento del chantaje, pero como yo ando con el corazón de pollo de ver a mis pequeñines y de acordarme el tamaño tan minúsculo que eran las manos de Santiago (nació de un kilo 800), supe, después de veintiocho años que no podría abortar por voluntad propia. Pero bueno, soy yo y son mis circunstancias. Lo cual no quiere decir, tampoco, que me gusten los mails cadena de Bethoveen, Edison y no sé qué otro. Ahora resulta que hasta, gracias a las buenas conciencias, tenemos en nuestra vida el genio y obra de Chespirito.
Por cierto: he aquí la contestación al comercial:
http://videos.eluniversal.com.mx/paginas/videosdet2897.html
En fin. Esta página trae información sobre el estado en que se encuentra la discusión en la ALDF. Sobre qué es exactamente lo que se va a legalizar y en qué consiste. Además, trae un vínculo para que, si así lo desean, voten en favor de esta reforma.
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