No tenemos las mejores condiciones de vida. No estamos en una inmejorable situación adquisitiva, sin embargo, a unos cuantos meses de haber llegado a Monterrey hemos vuelto a la vieja costumbre de alimentar nuestras ansias capitalistas y dejar en stand by el asunto de izquierda. ¿Qué sucede en una ciudad como ésta? Es curioso, pero el mismo tren de vida y la inercia nos conducen a todos por un camino parecido y nos inyecta, en cierta medida un afán de competencia que hace que hasta los bancos brinden tasas de interés distintas al del resto de México. Es decir, la gente suele querer en orden de importancia lo siguiente: estudiar en colegio bilingüe, hacer una carrera en el TEC, tener novio o novia, conseguir trabajo, luego conseguir otro trabajo donde paguen más, luego ser jefe de área o jefe de uno mismo, luego gerente, luego comprar coche y tener dinero para viajar, luego formalizar una relación y comprar casa, luego tener hijos que a su vez tengan estimulación temprana, colegio bilingüe, estudios en el TEC. Y esto, de ser posible, dentro del más estricto orden cristiano, así nos aseguramos cierta moral y cierta mochilería que permitirá la ñoñez de desear todo esto por las buenas y sanamente, signifique esto lo que signifique.
Hoy una querida amiga, me mandó un mensaje por celular y nos invitó a Ana y a mí a la cuarta Marcha Lésbica en México. La busqué en internet y me di cuenta de que se llama Marcha Lésbica Feminista lo cual indica que no es la cuarta, sino la primera exclusivamente de lesbianas feministas que, a su vez, sean de izquierda. Me dio el ventarrón, el aire coladito, como decía una parienta lejana. La publicidad dice que: Mujeres lesbianas, bisexuales y heterosexuales al frente de la marcha;organizaciones sociales no capitalistas ni patriarcales y hombres solidarios, atrás. Y también dice que: ¡NO empresarios ni empresarias gays capitalistas! La primera frase batallé para entenderle. La segunda me provocó escalofríos. Me pregunto, ¿es tan malo tener una visión moderada al respecto? Pero luego me da coraje y despotrico y coincido, sí. Ya basta de tener tanto miedo a una estructura social que nos tiene amarrados.
Hace un año leí un libro que se llama el Orgasmo Femenino de Shere Hite que dice cosas interesantes sobre la sexualidad femenina, pero también dice algo que desde entonces me ha dado vueltas en la cabeza. Dice que, palabras más, palabras menos, los "valores" se han puesto de moda porque son la respuesta del discurso dominante, del heteropatriarcado a los avances sociales que se han hecho. De tal manera que, si se empieza a aceptar la adopción por parte de gays y lesbianas o ya no hay tanta complicación para la reproducción asisitida, esta ideología viene a imponer a la FAMILIA nuclear, conformada por padre, madre y por lo general dos hijos como la base de la sociedad, y mientras son peras o son manzanas, la gente cree que sólo hay una forma de familia y no las chorrocientas que siempre ha habido. Y he ahí. Por un lado, los promotores de ultraderecha de los mentados "valores" se aferran a su idea del mundo y por el otro, los promotores de ultraizquierda negando a los principales representantes. ¿A dónde pensamos ir con todo eso? Los de derecha, creo, piensan conservar el poder. Los de izquierda, pretenden una revolución para limpiar al mundo de sus vicios y para plantear una nueva visión de la vida. Pero entre más jalan, cada quien para su lado, nada más revientan más la cuerda. Nos colocan en una dicotomía: Poder vs Igualdad. Y la Historia nos ha demostrado que ni Juana ni Chana, que al final los que en algún tiempo estuvieron arriba están abajo y viceversa; como dice el ilustre filósofo Mijares: esta misma historia continúa, sólo cambia de escenario.
En fin. Entiendo perfectamente eso, pero me pregunto. ¿Cuál sería el plan, entonces para sensibilizar sociedades tan cerradas y mojigatas? Cómo proponer un equilibrio cuando ni siquiera la oportunidad de escuchar nuevas posturas tenemos y mucho menos vemos la necesidad y la confianza para salir del clóset libremente.
Los dejo con una encuestita:
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