Violencia entre y hacia las lesbianas
Por Fabiana Tuñez
Miércoles 1ro febrero 2006.
Podemos definir el maltrato como un patrón de comportamiento donde una persona trata de controlar los pensamientos, las creencias, o la conducta de su compañera, su amiga o cualquier persona cercana. (Bárbara Hart) Puede incluir al abuso físico, emocional, sexual y/o económico. Aunque ambas personas pueden usar la violencia, el maltrato no es nunca mutuo y cruza todas las líneas sociales, étnicas, raciales, y económicas. El tamaño, la fuerza, las creencias políticas, o la personalidad no determinan quién puede abusar o ser abusada.
Las relaciones de violencia entre lesbianas son una realidad mucho más frecuente de lo que pensamos y las consecuencias son indefinibles debido a la invisibilidad de nuestra existencia, pero además porque también es un tema tabù dentro de la misma comunidad lésbica.
Cierto activismo gay-lésbico tiene responsabilidad, pues en su intento por amoldarse a determinados parámetros sociales que los/as haga “aceptables” dentro de la sociedad, muchas lesbianas han callado este tipo de situaciones. En la lucha por la unión civil, y ahora por la adopción se resaltan los valores del “amor” y el “respeto”, en los que se basarían las relaciones gay-lésbicas y se invisibiliza la posibilidad de que se den vínculos de maltrato, por el hecho que esto sería “mala prensa”. Para muchas activistas lesbianas es mejor ofrecer a la opinión pública una imagen positiva de nuestras relaciones.
Por otro lado el movimiento feminista que ha trabajado el tema de violencia se ocupó sobre todo del maltrato en parejas heterosexuales, y esto ha hecho que a las mujeres lesbianas les sea dificultoso reconocer en su propia vida situaciones de violencia doméstica. En esta última década también hay una corriente feminista que al reducir al lesbianismo a una sexualidad diferente entre muchas, lo que ha hecho es reivindicar prácticas patriarcales basadas en una estructura de violencia y dominación, que las lesbianas reproducen en su búsqueda de pertenencia al medio y enfrentar de alguna manera la marginación a la cual son sometidas.
Además debemos pensar que las víctimas de maltrato se sienten avergonzadas de este hecho, sienten que son incapaces de protegerse de la agresión, y hasta hace poco no había lugares donde poder hablarlo o denunciarlo, ya que esto significaba también blanquear su condición sexual.
Aquí debemos mencionar el excelente trabajo de las mujeres de Desalambrando en este tema. Según una encuesta realizada por ellas con preguntas como “¿Tu compañera hace cosas que sabe que te hieren intencionalmente? hasta ¿Tu compañera te ha empujado, golpeado, pateado o pegado una trompada? El 71% de las entrevistas en el relevamiento contestó que había vivido por lo menos una de esas situaciones. Sólo el 5% contestó ninguna y un significativo 24% no contestó. Cuando procesaron esta pregunta de manera que nos permitiera medir si el nivel de maltrato vivido por las entrevistadas a partir de sus respuestas era alto o grave, leve o intermedio el resultado fue: nivel alto 18%, intermedio 44% y leve 38%.”
Las estadísticas dicen que se dan casos de violencia extrema, llegando en algunos casos al asesinato, intentos de suicidio, además de las formas más sutiles y quizás por eso más frecuentes de violencia doméstica: insultos verbales, humillaciones, burlas, descalificación de la compañera.
La lesbofobia y la lesbofobia internalizada no son conceptos ajenos a toda esta problemática. Cada una de nosotras ha vivido de alguna manera una forma particular de opresión: en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en la calle. Repetimos conceptos y naturalizamos nuestra propia opresión. La sociedad pauta modelos, estereotipos masculino y femenino, estructura jerarquizada de familia. Cada una de nosotras va asimilando cómo debemos ser, qué debemos creer, pensar, cómo debemos sentir. Dentro de estos parámetros sociales las mujeres somos dulces, sumisas y obedientes. Si en la pareja no hay hombre, si somos dos mujeres, pareciera no haber polo de dominación ni violencia. Por lo tanto nos cuesta más pensar en víctimas y agresoras. Esto, que llamamos estereotipos de género, normativiza y otorga valor a la sexualidad. Quien transgrede estos estereotipos serán sancionadas por la sociedad que los regula.
Lesbianas y movimiento feminista.
Las lesbianas feministas hoy, necesitamos generar una visibilidad diferente y acciones políticas mas concretas. Así como durante años hemos luchado por la legalización del aborto, y todos los temas que entre todas las feministas definimos como prioritarios en esta lucha contra la opresión hacia las mujeres. Hoy necesitamos dedicar parte de nuestra energía para poder ayudar a otras compañeras lesbianas e invitamos a todas las feministas a reflexionar junto a nosotras sobre las estrategias a seguir para modificar y resolver esta situación.
Alguna vez muchas de nosotras llevamos el cartel de YO ABORTE, hoy compañeras mas que nunca necesitamos que todas las feministas en alguna acción puedan colocarse un cartel que diga Basta de violencia hacia las Lesbianas.
La violencia hacia las mujeres esta en la agenda de todas las organizaciones, pero las lesbianas seguimos sin existir en ningún capitulo y mientras esto suceda seguirán sufriendo muchas compañeras, muriendo, o suicidándose otras, y nadie se enterará salvo el entorno.
Sabemos cuantas mujeres mueren por aborto clandestino, o cuantas aproximadamente sufren violencia doméstica. ¿Pero sabemos cuantas lesbianas son victimas de la violencia? ¿Cuantas se suicidan? ¿Y como llegar a ellas para ayudarlas? De eso no se habla, ni siquiera nosotras las feministas.
Estrategia
La Casa del Encuentro abrirá un espacio para tratar este tema, la violencia que el sistema realiza hacia las lesbianas a través de la invisibilizacion, la exclusión y la violencia que hay entre algunas relaciones de lesbianas.
Luego de un trabajo de base, como lo es el que hacemos en la Casa del Encuentro puedo decir que tenemos mucho por hacer en este tema, que quizás son mas lesbianas que mueren producto de la violencia, o que mueren en silencio día a día por no poder hablar libremente de lo que les pasa, que las que lo hacen por VIH.
Podemos definir el maltrato como un patrón de comportamiento donde una persona trata de controlar los pensamientos, las creencias, o la conducta de su compañera, su amiga o cualquier persona cercana. (Bárbara Hart) Puede incluir al abuso físico, emocional, sexual y/o económico. Aunque ambas personas pueden usar la violencia, el maltrato no es nunca mutuo y cruza todas las líneas sociales, étnicas, raciales, y económicas. El tamaño, la fuerza, las creencias políticas, o la personalidad no determinan quién puede abusar o ser abusada.
Las relaciones de violencia entre lesbianas son una realidad mucho más frecuente de lo que pensamos y las consecuencias son indefinibles debido a la invisibilidad de nuestra existencia, pero además porque también es un tema tabù dentro de la misma comunidad lésbica.
Cierto activismo gay-lésbico tiene responsabilidad, pues en su intento por amoldarse a determinados parámetros sociales que los/as haga “aceptables” dentro de la sociedad, muchas lesbianas han callado este tipo de situaciones. En la lucha por la unión civil, y ahora por la adopción se resaltan los valores del “amor” y el “respeto”, en los que se basarían las relaciones gay-lésbicas y se invisibiliza la posibilidad de que se den vínculos de maltrato, por el hecho que esto sería “mala prensa”. Para muchas activistas lesbianas es mejor ofrecer a la opinión pública una imagen positiva de nuestras relaciones.
Por otro lado el movimiento feminista que ha trabajado el tema de violencia se ocupó sobre todo del maltrato en parejas heterosexuales, y esto ha hecho que a las mujeres lesbianas les sea dificultoso reconocer en su propia vida situaciones de violencia doméstica. En esta última década también hay una corriente feminista que al reducir al lesbianismo a una sexualidad diferente entre muchas, lo que ha hecho es reivindicar prácticas patriarcales basadas en una estructura de violencia y dominación, que las lesbianas reproducen en su búsqueda de pertenencia al medio y enfrentar de alguna manera la marginación a la cual son sometidas.
Además debemos pensar que las víctimas de maltrato se sienten avergonzadas de este hecho, sienten que son incapaces de protegerse de la agresión, y hasta hace poco no había lugares donde poder hablarlo o denunciarlo, ya que esto significaba también blanquear su condición sexual.
Aquí debemos mencionar el excelente trabajo de las mujeres de Desalambrando en este tema. Según una encuesta realizada por ellas con preguntas como “¿Tu compañera hace cosas que sabe que te hieren intencionalmente? hasta ¿Tu compañera te ha empujado, golpeado, pateado o pegado una trompada? El 71% de las entrevistas en el relevamiento contestó que había vivido por lo menos una de esas situaciones. Sólo el 5% contestó ninguna y un significativo 24% no contestó. Cuando procesaron esta pregunta de manera que nos permitiera medir si el nivel de maltrato vivido por las entrevistadas a partir de sus respuestas era alto o grave, leve o intermedio el resultado fue: nivel alto 18%, intermedio 44% y leve 38%.”
Las estadísticas dicen que se dan casos de violencia extrema, llegando en algunos casos al asesinato, intentos de suicidio, además de las formas más sutiles y quizás por eso más frecuentes de violencia doméstica: insultos verbales, humillaciones, burlas, descalificación de la compañera.
La lesbofobia y la lesbofobia internalizada no son conceptos ajenos a toda esta problemática. Cada una de nosotras ha vivido de alguna manera una forma particular de opresión: en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en la calle. Repetimos conceptos y naturalizamos nuestra propia opresión. La sociedad pauta modelos, estereotipos masculino y femenino, estructura jerarquizada de familia. Cada una de nosotras va asimilando cómo debemos ser, qué debemos creer, pensar, cómo debemos sentir. Dentro de estos parámetros sociales las mujeres somos dulces, sumisas y obedientes. Si en la pareja no hay hombre, si somos dos mujeres, pareciera no haber polo de dominación ni violencia. Por lo tanto nos cuesta más pensar en víctimas y agresoras. Esto, que llamamos estereotipos de género, normativiza y otorga valor a la sexualidad. Quien transgrede estos estereotipos serán sancionadas por la sociedad que los regula.
Lesbianas y movimiento feminista.
Las lesbianas feministas hoy, necesitamos generar una visibilidad diferente y acciones políticas mas concretas. Así como durante años hemos luchado por la legalización del aborto, y todos los temas que entre todas las feministas definimos como prioritarios en esta lucha contra la opresión hacia las mujeres. Hoy necesitamos dedicar parte de nuestra energía para poder ayudar a otras compañeras lesbianas e invitamos a todas las feministas a reflexionar junto a nosotras sobre las estrategias a seguir para modificar y resolver esta situación.
Alguna vez muchas de nosotras llevamos el cartel de YO ABORTE, hoy compañeras mas que nunca necesitamos que todas las feministas en alguna acción puedan colocarse un cartel que diga Basta de violencia hacia las Lesbianas.
La violencia hacia las mujeres esta en la agenda de todas las organizaciones, pero las lesbianas seguimos sin existir en ningún capitulo y mientras esto suceda seguirán sufriendo muchas compañeras, muriendo, o suicidándose otras, y nadie se enterará salvo el entorno.
Sabemos cuantas mujeres mueren por aborto clandestino, o cuantas aproximadamente sufren violencia doméstica. ¿Pero sabemos cuantas lesbianas son victimas de la violencia? ¿Cuantas se suicidan? ¿Y como llegar a ellas para ayudarlas? De eso no se habla, ni siquiera nosotras las feministas.
Estrategia
La Casa del Encuentro abrirá un espacio para tratar este tema, la violencia que el sistema realiza hacia las lesbianas a través de la invisibilizacion, la exclusión y la violencia que hay entre algunas relaciones de lesbianas.
Luego de un trabajo de base, como lo es el que hacemos en la Casa del Encuentro puedo decir que tenemos mucho por hacer en este tema, que quizás son mas lesbianas que mueren producto de la violencia, o que mueren en silencio día a día por no poder hablar libremente de lo que les pasa, que las que lo hacen por VIH.
Fabiana Tuñez Coordinadora General de Areas de La Casa del Encuentro. www.casadelencuentroweb.com.ar
Esta ponencia esta dedicada a nuestra querida compañera Patricia quien el 29-11-04 dejo de existir, producto de la depresión y la violencia.
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