Me he quedado profundamente pensativa. Una vez que entre en vigor la Ley de Sociedades de Convivencia qué pasará en el resto de México. Puede parecer una pregunta ociosa, pero, en el caso de registrar nuestra sociedad ante la Delegación y tener ya validez, al menos como "socias conviventes" qué pasa si, en un futuro, nos entra la cosquilla de regresar a Monterrey.
Esta legislación es algo que nos debía el PRD desde el año 2000. Tardó seis años en concretarse y, desde luego, quedó modificada; no quedó como la propuesta original planteaba. No me quejo, siempre he dicho que los grandes cambios se hacen poco a poco. Las evoluciones, a veces, son igual de buenas que las revoluciones. O, en este caso, era lo más que podíamos esperar de la sociedad conservadora del DF. Y miren, que a los ojos de regiomontanitos como yo, el DF nos parece lo non plus ultra de lo liberal.
Ana y yo estábamos haciendo un breve recuento. Yo viví en Monterrey 23 años. Ana vivió 20. Y en toda una vida, nunca se nos ocurrió averiguar dónde queda la oficina de Derechos Humanos, dónde se juntan las lesbianas activistas, o más bien, ¿hay activismo en Monterrey? No tenemos idea si hay un grupo de madres lesbianas y, excepto por algunas que conocimos en el DF, no conocemos a ninguna lesbiana o madre lesbiana de Monterrey que no esté más preocupada por que nadie se dé cuenta que por crear espacios de expresión distintos a los antros y puntos de encuentro. Esto no quiere decir que en Monterrey no existan esas cosas, sino que en "provincia" la gente se guarda más en su clóset.¿Cómo podemos imaginar una propuesta de este tipo en Monterrey si aquí entre más de 20 millones de habitantes hay cerca de diez cafés? Y sólo unos cuantos vamos a la Marcha del Orgullo en junio y al Homociclo a Juárez a manifestarnos cada 14 de febrero.
Hay mucho que celebrar, sí. Pero hay mucho que trabajar, porque esta propuesta llegue al resto de la República. Y no será mañana.
Ahora mismo, buscábamos en la red algunos grupos lésbicos en Monterrey. Y únicamente encontramos información de la Marcha del Orgullo que realizaron en el 2005 y de unos talleres que dio el grupo MUSAS, de acá del DF, allá en Monterrey.
Pero, algo que me dejó con la boca abierta y la esperanza en un hilo, fue encontrarme con el festival DIVERSCIUDAD que acaba de llevarse acabo en Monterrey del 21 al 31 de octubre de 2006. Tuvieron un programa variado e incluyente. Claro que para encontrarlo fue necesario darle NEXT NEXT y más NEXT al buscador de GOOGLE.
También encontrarmos un artículo de Sabina Berman que dice:
Monterrey, ya se sabe, es un mundo raro. Tiene más platos de recepción de
televisión vía satélite Sky por habitante que ningún otro lugar terrícola, es la
residencia de los cerebros de varias de nuestras contadas transnacionales de
origen mexicano, y al mismo tiempo cultiva una moral del siglo XVII. O debiera
decirse: cultiva la doble moral del siglo XVII, porque también sabido es que por
las noches Monterrey se transforma, toda maquillada, en Montegay: la capital
secreta de la diversidad sexual.
Bueno, en esta ciudad abrumadoramente doble,
existe, como una punta de lanza de la modernidad, como un caballo de Troya de la
Franqueza y la Salud Mental, GESS. Las siglas de GESS significan Género, Ética y
Salud Sexual, A.C. Este es un grupo de reflexión sobre sexualidad donde las
mujeres vienen a enterarse de sus derechos humanos, entre ellos los de la
elección soberana y orgullosa de los medios para su felicidad erótica
No pude dejar de coincidir en cada una de sus palabras. Y además, nos llevó a buscar al grupo GESS, lo cual nos llevó a un resultado todavía más interesante. Dimos con una página donde se resumen algunos de los grupos más importantes en Monterrey. La página está ligada al CONASIDA, y vienen alternativas como GESS, Acción Colectiva por los Derechos de las Minorías Sexuales, A. C ACODEMIS y la sucursal en Monterrey de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana.
Me da gusto encontrar toda esta información, pero, como bien dice Ana, es muy cansado estar busque y busque debajo de las piedras para poder encontrar una comunidad. Debería ser más fácil encontrar una red de apoyo y debería ser cosa de todos los días encontrarse con el respeto hacia la diferencia.
¡Caray! Debería ser un hecho que se respetaran los Derechos Humanos en cualquier lado, no digo de México, sino del mundo. Porque aunque en el peor de los casos, nos encontremos con crímenes de odio, no por eso deja de doler la indiferencia y los cuestionamientos de la gente. Se necesita que la Ley de Sociedades de Convivencia se generalice en el país para que la gente vea que estamos aquí para quedarnos y que nuestras uniones y preferencias sexoafectivas tienen que respetarse.
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