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miércoles, octubre 04, 2006
Juguetes caros
¿Cómo? ¿No somos las mejores mamás? De todo el proceso, la parte más vergonzosa ha sido la del dinero. Invariablemente, la mirada desaprobatoria de todas aquellas féminas que ya han llevado un bebé en brazos y sus gastos a cuestas. Las rigurosas palabras de la tía que jactanciosa sentencia: "No tienen idea, un bebé no es un juguete".
Y a mí que me entra una mezcla de sentimientos, la urgencia de meterme abajo de la mesa (aunque es evidente que ya no quepo) y al mismo tiempo, las ganas de ironizar preguntando si los bebés no traen pilas. Creo que a estas alturas, me resulta obvio que los bebés no son juguetes, esos son más divertidos y no dan patadas en la panza.
Como quiera, siempre termino sintiéndome angustiada como cuando a los nueve años compré sin permiso a mi primer perro y mi mamá me advirtió que las pipiadas y las cacarrutas por toda la casa no eran de juguete y que además el animalito tendría por costumbre comer al menos dos veces al día. A final de cuentas, nos adaptamos muy bien y desde entonces siempre he tenido perros.
Por supuesto, no estoy diciendo que ahora voy a poner un kinder para llenarme de niños, sino que los niños aguantan y no creo que les vaya a ser tan terrible tenernos como madres.
Sin embargo, el dinero siempre levanta sospechas, para bien o para mal. Si sí tenemos, que de dónde lo sacamos. Y si no tenemos, que de dónde lo vamos a sacar. La respuesta básica podría ser: "¡Qué les importa!" O más correcta y asertivamente: "No discutimos temas económicos con nadie ajeno a la pareja".
Pero la verdad, es que los cuestionamientos pegan, y más allá de que la duda ofenda, Crix y yo nos vemos con cara de angustia y comenzamos a tronarnos los dedos y a hacer listas y listas de posibles gastos.
¿Dónde ahorrar, dónde no? ¡Que compraron qué en La Lagunilla! ¿Que en Waldo´s venden a trece pesos ropita de bebé? ¿Que la cuna cuesta cuánto? ¿Cuánto es mucho y cuánto es poco?
Como por marzo, mi padre me dijo: "Tu mamá y yo teníamos los gastos previstos antes de encargarte". Cabe aclarar que yo nací antes de los 80 y sus devaluaciones. También cabe decir que los gastos previstos se acabaron en el 81 y que mi padre y madre tuvieron que recurrir a sus familias. Al igual que mucha gente, mi madre no pudo darle a su hija lo que recibió de sus padres.
Para Crix, las cosas fueron más estables, pues sus papás tenían trabajos seguros en la SEP. Ella nunca supo lo que eran las llamadas para clientes morosos, ni hacer súper hoy porque no sabes si mañana va a haber. Esas son las cosas que me da pena decir, pero ha tenido que aprender de mí. Quizá mi problema más grande sea el constante enfrentamiento entre estabilidad vs. libertad. Siempre he creído que la libertad bien vale algunos sacrificios.
Quizá parezca muy irresponsable no calcular y deber medio perro en la veterinaria, pero yo creo que mi papá, mi mamá y yo sobrevivimos muy bien con esta técnica. Así que creo que Diego y Santiago aprenderán a sobrevivir.
Ultimadamente, no hay una regla que nos obligue a vestir a los niños en Baby Palacio, Prenatal, Zara (que en México es caro), Osh Kosh, o Benetton. Por supuesto, que si un día traemos unos pesitos de más y un antojo, pues por qué no.
Hemos descubierto que hay mueblecitos pensados para baño y cocina muy baratos que con un poco de adaptación e ingenio se pueden transformar en cambiador y cajoneras para los bebés. También vimos que las habilidades del siglo XVIII como coser y tejer, ahorran mucho dinero tratándose de bebés. Si tienen una tía, mamá o conocida dispuesta a ayudarles, no sólo tejiendo chambritas y cobijitas, sino yendo a Parisina por telas para la cuna y las cortinas o improvisando cojines anti ruedo (para evitar la muerte de cuna) y cuñas anti reflujo, ya la hicieron. Además, hay infinidad de modelos de pañales de tela que duran los tres años que el bebé usa pañal y que cuestan tan solo el 10% de lo que costaría el total de los pañales desechables.
Así pues, una puede ir ahorrando en mil detalles para poder preveer lo realmente importante: la salud de los bebés. Claro que quienes encargan un bebé de la manera tradicional hacen un considerable ahorro con el que bien podrían comprar un seguro para su educación. Yo por si las dudas creo que les voy a inculcar el amor por la UNAM desde chiquitos. También nos contaron que la estimulación temprana del DIF es muy confiable. Bueno, confiaré también en la educación pública "gratuita". Dicen que ahora les enseñan inglés y computación, Labastida estaría orgulloso.
Para que se den una idea de los gastos de los que hablo, he aquí una muestra:
1. Cuna: entre $3, 500 y $10, 000
2. Cambiador: entre $800 y $2, 000
3. Ropero: de $ 3,000 a $ 8,000
4. Carriola: de $1, 000 a $7,000
5. Canguro: entre $400 y $ 1,000
En fin, que para juguetito, los bebés son muy caros. ¿No podrían las tías y mamás amargosas y "bien intencionadas" ahorrarse el comentario más obvio y ser buena gente comprensiva que se ofrezca a cuidar al bebé alguna tarde para que una pueda dormir?
GOOOYAAA!!! GOOOOYAAA!! CACHÚN CACHÚN RA RA!!!! GOOOYA!!!! UNIVERSIDAD!!!!!
ResponderBorrarMe da curiosidad el rebozo en lugar de la cangurera, lo tengo anotado como opción económica para cuando sea mi turno.
ResponderBorrarSí, además dicen que es lo mejor para recién nacidos y prematuros. Vimos unos muy interesantes desde 4 metros hasta 5 metros pero... como a cien pesos el metro, je je y como no nos iban a enseñar a amarrarlo si no lo comprábamos, pues nos quedamos con las ganas de descubrir la técnica... por lo pronto, tenemos ahí un zarape para envolverlos jajajaja. En cuanto Ana se pueda parar, irá a tomar un curso intensivo con las Marías.
ResponderBorrarCreo que se pueden abstener del cambiador. Sigue siendo práctico cambiarlos en las camas, sillones y demás lugares improvisados jajaja
ResponderBorrartodo este desglose de cuentas me recordo la cancion de la patita con canasta y rebozo de bolitas...
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ResponderBorrarCriar a un hijo cuesta una media de 7.000 euros cada año
(del diario español El País)
"No queremos aterrorizar a las parejas en edad de procrear, sino llamar la atención de las administraciones públicas sobre lo escasa que es la ayuda económica a las familias". Así habló Isabel Ávila, presidenta de la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu), tras presentar ayer las conclusiones del informe Lo que cuesta un hijo.
La encuesta distingue entre diversos tramos de edad -de 0 a 1 años, de 1 a 3, de 3 a 6, de 6 a 12, de 12 a 15 y de 15 a 18- y se refiere a las partidas básicas de los gastos de una familia: alimentación, higiene, ropa y calzado, educación, ocio y juguetes (o regalos), sanidad, extras complementos y extras-celebraciones (como el bautizo o la comunión).
El estudio compara además los resultados con un informe que esta organización realizó en el año 2000. Entonces, el gasto medio anual por hijo era de 800.000 pesetas (4.800 euros). Ahora, la media sube a 7.000, pero en el caso de hijos adolescentes, de 15 a 18 años, se puede disparar hasta los 21.000 "si no se corta el consumismo y la afición a las marcas de los hijos", subrayó Ávila. Sacar un hijo adelante desde que nace hasta que es mayor de edad -si es único, porque con los demás hermanos "se recicla"- costaba en 2000 entre 78.449 y 192.316 euros. Hoy, entre 98.205 y 301.274 euros. En estos seis años, los salarios se han incrementado un 15%. El gasto por hijo, entre un 10% y un 56%.
Endeudamiento
Esta diferencia estriba en que Ceaccu ha calculado el gasto mínimo y máximo según la capacidad adquisitiva de las diferentes familias. "O su tendencia a endeudarse", explicó Ávila, "porque muchas compras, como el ordenador o las videoconsolas, se financian a través de créditos, lo que contribuye a un mayor endeudamiento de las familias, que no pasan precisamente por un buen momento, con las subidas continuas de intereses y del precio del dinero".
La presidenta de Ceaccu destacó que se han producido importantes cambios en el consumo, sobre todo por la irrupción de las nuevas tecnologías -especialmente el móvil, "que cada vez piden los niños más pequeños y que genera no sólo gastos en la compra, sino importantes problemas con las facturas"-, que afectan sobre todo a los tramos de mayor edad.
La única buena noticia que se ha dado en estos años es una ligera disminución en los gastos por educación, por dos razones. Una, la existencia de becas para libros y material escolar que aportan las comunidades autónomas y que se suman a las becas de comedor. Otra, que en estos años la enseñanza de 3 a 6 años, que antes era mayoritariamente de pago, se ha hecho gratuita en colegios públicos y concertados. Eso sí, la educación enteramente privada triplica en presupuesto a los que optan por la pública o concertada.