Carta a la
senadora Maki Esther Ortíz Domínguez
A la Opinión
Pública
Dentro de 6
días Criseida y yo cumpliremos 9 años de haber decidido unir
nuestras vidas en "sagrado matrimonio". Es decir, sagrado
para nosotras, ya que en esos momentos (2 de enero de 2004) ninguna
ley mexicana contemplaba la posibilidad de unión entre nosotras, e
incluso si hubiera existido, lo legal y civil, al ser laico no habría
tenido el sentido sagrado que nosotras le imprimimos al jurarnos amor
en la Pirámide de la Luna en Teotihuacán. Meses antes, cuando ella
aceptó ser mi novia, le dije que la letra chiquita de nuestra
relación serían los hijos que yo soñaba con llegar a tener algún
día. El 10 de octubre de 2006, gracias a un proceso de fertilización
in vitro, nacieron Diego y Santiago: nuestros hijos.
Al día
de hoy, llevamos 18 años de conocernos, 10 años de relación, 9
años viviendo juntas, 6 años de ser madres y 2 años de estar
legalmente casadas. Nuestra historia de vida y las leyes de nuestro
país van un tanto desfazadas, al grado que he llegado a sentir que
vivimos en la "ilegalidad", la "clandestinidad",
la constitución que promete no discriminarnos nos deja de lado a mí
y a mi familia. Criseida y yo hemos luchado, durante algunos años
ya, constantemente para que esto deje de pasar y para que todas las
familias de México, de hoy y mañana, independientemente de la
diversidad en que estén constituidas sean igualmente protegidas. La
ley no debería estar escrita para decirnos e imponernos cómo
conformar nuestras familias, sino para proteger a las que formemos
independientemente de cómo las hagamos.
Cuando
Criseida y yo nos sentimos listas y preparadas para ser madres
acudimos a un centro médico especializado en reproducción asistida.
Ahí nos explicó el médico los diversos procesos que existen y
elegimos el mejor para nosotras. Decidimos usar óvulos de ambas con
esperma de un donante anónimo. Para obtener 3 embriones viables fue
necesario disponer de 22 óvulos, 12 de Criseida y 10 míos. Éstos
fueron tomados el 15 de febrero de 2006, el día 17 de febrero
recibimos una llamada del médico para explicarnos cómo se habían
desarrollado las células fertilizadas: de Criseida se habían
fertilizado algunas y se habían dejado de desarrollar otras tantas
hasta resultar en tres embriones, en mi caso quedaban dos. Íbamos
con cinco embriones de los cuáles se elegirían los tres más
viables para implantarme. A la mañana siguiente, listas para la
implantación el médico me llamó a solas para mostrarme fotos
ampliadas de las células que me implantaría. Me explicó que
durante la noche dos de las cinco células habían dejado de
dividirse, lo cual significaba que sólo nos quedaban exactamente los
tres que habríamos de implantar: dos de Criseida y uno mío.
Un mes
después, al volver para realizar los estudios pertinentes
descubrimos que solo permanecían dos embriones dentro de mí. Así
fue como gesté a nuestros gemelos hasta el octavo mes en que
Santiago se sentó y decidió que era momento de nacer.
Diego y
Santiago han llenado nuestras vidas de alegría y uno que otro
sobresalto. Sus sueños nos motivan, sus dudas nos conciernen, sus
miedos nos preocupan, su vida es nuestra felicidad. Los amamos y
damos las gracias por todos esos pequeños milagros que se conjugaron
para que llegaran a nuestras vidas y sin los cuales hubiera sido
imposible tenerlos con nosotras.
Tuvimos
la suerte de contar con una “pequeña
fortuna” que llegó a nuestras vidas y sin la cuál realizar el
pago de un procedimiento así hubiera sido imposible; tuvimos la
suerte, también, de contar con la apertura del médico que nos
aceptó y orientó adecuadamente; la gracia cósmica que permitió
que el embarazo se diera en el primero y único intento (no había
presupuesto para más); la bondad de la gente a nuestro alrededor que
los ha cobijado y amado por ser las excelentes personas que son
ahora; pero sobre todo y quizás la más importante, la suerte de que
no hubiera una ley que impidiera la reproducción asistida a las
lesbianas.
El día
de hoy nos encontramos, tristemente, con la iniciativa de ley
propuesta por la senadora Maki Ortiz, que vendría a impedir, entre
otras cosas, que familias como la nuestra se formen. Dicha ley limita
el de por sí ya limitado acceso a la reproducción asistida
únicamente a parejas heterosexuales que tengan un certificado médico
que diga que son estériles y/o infértiles. Infertilidad de la cuál
culpabiliza a la mujer por no empezar a tiempo en sus intentos de ser
madre puesto que según expresa “la mujer hoy en día, ha decidido
tener su primer hijo a una edad en la que naturalmente la fertilidad
disminuye por causas biológicas”.
Nos
duele sobre todo que esta ley no considera a las familias
homoparentales y que incluso prohibe familias como la nuestra, ya que
en su Título Segundo, Capítulo Único, Protección del embrión,
Artículo 10.- “Queda prohibido: ... VI. El implante simultáneo de
embriones no provenientes de la misma pareja...” Esto es triste
porque, el hecho de que los embriones implantados deban pertenecer a
la misma pareja acaba con la posibilidad de hermanitos como Diego y
Santiago. No estamos hablando de casos hipotéticos, estamos hablando
de personas reales, con vidas y sentimientos reales, con derechos que
debemos proteger y no discriminar.
Nos
duele porque las técnicas de reproducción asistidas son costosas.
No sólo en lo económico, sino en lo físico y lo emocional. Y ahora
estarán limitadas a un único perfil de pareja. María de los
Ángeles Velasco apunta en su tesis doctoral “¿Maternidad lésbica,
paternidad gay” algo que esta ley debería considerar: Las
estrategias mediante las cuales las personas utilizan para ejercer la
maternidad o la paternidad, entre ellas, la reproducción asistida.
Sin embargo, María de los Ángeles Velasco subraya algo importante:
“Si alguna pareja heterosexual
tiene problemas de infertilidad o desea adoptar niños, existe todo
un aparato del Estado que apoya, ayuda y acompaña a la pareja en el
proceso, si bien en algunas ocasiones bastante largo. Sin embargo
para las parejas homoeróticas no existe dicho apoyo gubernamental,
institucional y social, al contrario; viven una serie de obstáculos,
ya que se representa a estos hombres y mujeres como incapaces de
desempeñar roles parentales.
Un elemento más es que si bien
algunas de las estrategias mencionadas pueden ser utilizadas por
parejas o sujetos heterosexuales, sólo se recurre a ellas como
último recurso cuando existen problemas con respecto a la
reproducción biológica, mientras que para el caso de las parejas
homoeróticas, en la mayoría de las ocasiones, son las únicas con
las que cuentan para hacer realidad su deseo de ser padres y/o
madres.”
Es
esto lo que más nos indigna de la iniciativa de la senadora Ortiz,
que nos borra del mapa y nos convierte en criminales. Que nos borra
del mapa y nos dice descaradamente que los avances científicos y de
la medicina son privilegio de unos cuantos. Que alienta la corrupción
y nos aleja de la cultura de legalidad porque así como nuestras
familias ya existían antes, ya existen ahora, seguirán existiendo
después. La reproducción asistida nos obliga a pensar en muchas
cosas y a redefinir otras tantas, entre ellas el parentesco. Por eso
nos parece terrible que el Estado se preste para ejercer una
vigilancia discriminatoria sobre nuestros derechos sexuales y
reproductivos, que se preste a cancelar posibilidades para los gays y
lesbianas, para las viudas, para las mujeres que quieren ser madres,
para los hombres que quieren ser padres.
No podemos
comprender cómo el Estado puede legislar solo para unos cuantos y
cómo es que los derechos de los demás quedan suprimidos, prohibidos
y en algunos casos, como el nuestro, criminalizados.
LasDosMamis:
Activismo Virtual
Ana de
Alejandro
Criseida
Santos Guevara
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Es realmente triste como imponen leyes así y es más triste que haya gente que apoye estas leyes, mi esposa y yo estamos ahorrando para poder hacer un tratamiento de reproducción por que como dices no son procedimientos baratos teniendo en mente que talves no se de a la primera lo que ya es una limitante y pensar que si aprueban esa ley de plano nos dejan fuera de la jugada…. Ojala que no se apruebe, que las personas que se encarguen de eso piensen bien su decisión
ResponderBorrarsenadora pendeja!
ResponderBorrarMi admiración y reconocimiento para Ana y Crix. Gracias por su lucha, estandarte y punta de lanza para la lucha de muchos más. Felicidades por su inteligencia y valentía. Los mejores deseos hoy y siempre!
Montserrat.-
tambien deja de lado aquellas personas solteras que quieren ser padres y les quitan el derecho
ResponderBorrarQue horror ! por eso nunca hemos progresado como.pais, la gente retrograda con cargos como senados y diputados, que asco me dan y siento repudio por que cada vez nos atrasan pasos y todo el mundo avanza menos mexico
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